POESIA FUEGO Y TERNURA

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viernes, 29 de junio de 2012

Gustavo Pereira



Gustavo Pereira nació en Punta de Piedra, Isla de Margarita, Venezuela, en 1940. Poeta y crítico literario, se Doctoró en Estudios Literarios en la Universidad de París. Fue fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Socio-Humanísticas de la Universidad de Oriente. Asume el compromiso social y político. Su poesía es de gran importancia para comprender el nuevo quehacer poético venezolano; de lenguaje directo, imaginativo y acusador. Es uno de los poetas venezolanos más importantes de su generación y de la historia literaria venezolana, latinoamericana. Formó parte del grupo “Símbolo” (1958). Fue director y fundador de la Revista Trópico Uno de Puerto La Cruz. Ha publicado más de treinta títulos, entre ellos: Preparativos del viaje (1964); En plena estación (1966); Hasta reventar (1966); El interior de las sombras (1968); Los cuatro horizontes del cielo (1970); Poesía de qué (1971); Libro de los Somaris (1974); Segundo libro de los somaris (1979); Vivir contra morir (1988); El peor de los oficios (1990); La fiesta sigue (1992); Escrito Salvaje (1993); Antología poética (1994); Historias del Paraíso (1999); Dama de niebla (1999); Oficio de partir (1999) y Costado indio (2001).. Ha recibido algunos reconocimientos, entre ellos, el Premio Fundarte de Poesía (1993), el Premio de la XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1997) y el Premio Nacional de Literatura (2001).

“La inspiración es un pretexto de los flojos”, aseguró el escritor Gustavo Pereira, ganador del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, sobre el estereotipo que priva la imaginación de las creadoras y los creadores de versos. El autor cree que el estímulo creativo “se crea con el trabajo, la disciplina y la lectura”. Además señaló que estos arquetipos son artilugios del poder, pues el lirismo “es una roncha” que ha tenido la osadía de “ridiculizarlos”.

La antología Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas, de Pereira, fue premiada en la noche de ayer en una ceremonia realizada en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). “Cada poeta toma una posición ante la vida, eso no indica que la poesía tome esa posición, pues no está al servicio de un pequeño compartimiento”, destacó.

Su poemario se midió en esta justa literaria ante más de una centena de obras de diversa procedencia que fueron evaluadas por el jurado conformado por la escritora venezolana Judith Gerendas, el intelectual alemán Tobías Burghardt y el creador neogranadino ganador de la anterior edición, Jotamario Arbeláez.

“Es una obra de gran madurez, de una riqueza lingüística, un espíritu unitario, que muestra a un poeta de prodigiosas epifanías como la invención poética de los solaris – un género inspirador e iluminador en el campo de la poesía universal – que trasciende lo meramente estético con una actitud humanista, sabiduría profunda, tintes irónicos y erotismo”, es parte del veredicto del jurado que reconoció la obra del literato neoespartano.

UN VALOR NO TASABLE

Enfatizó el creador que “si la poesía no ha podido ser convertida en mercancía, es obvio que no participa en un mercado de intercambio de bienes y servicios”. Ironizó que si a estas creaciones “no se les puede poner precio, no deben servir para mucho”. Entonces destacó que esto “no necesariamente es así”, al justificar que ésta “tiene un lugar permanente en la conciencia sensible de los seres humanos”.

Un ejemplo con el que Pereira ilustró la presencia permanente de la poesía en la “conciencia sensible” humana, resultó el hallazgo de una tumba megalítica en la que el cadáver de una niña ostentaba un ramo de flores sobre los restos que permanecieron en el tiempo. “Esto es un acto poético”. Mencionó que a estas acciones pertenecen “todo cuanto el ser humano realiza más allá del cerebro animal”.

El autor de Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas imaginó que ese hombre primigenio comenzó a tener el “sentimiento poético” al percatarse de su finitud y de “ser algo transitorio”. “Allí nace una emoción que genera la poesía en su encuentro con lo filosófico”.

Enfatizó que para un creador de versos “no es fácil sustraerse de la realidad que vive”. He ahí el espacio que comparten estas creaciones con los “sentimientos primarios que parten de lo íntimo”.

El autor consideró las manifestaciones que van hacia otro ser próximo pero también otras que apuntan a la “protesta e indignación”. En el primer caso, se adopta al amor idealizado o imposible que “se adorna” con palabras bonitas, pero que “termina siendo una cosa melcochosa que ninguna mujer inteligente en nuestro días aceptaría” (risas).

Por otra parte, resaltó la poesía que evita “sustraerse de la realidad en que se vive”, ejemplificada en La Divina Comedia, de Dante Alighieri, obra que caracterizó como una “venganza que partió de lo personal y se convirtió en un documento colectivo”.

-¿Cuál es el el futuro de las nuevas generaciones que apuestan por la poesía?

-Continúan los que son poetas, los que no son desertan porque es una disciplina en la que hay que formarse. Es un largo camino y se está aprendiendo siempre cada vez. Se descubre que cometemos más torpezas y descubrimos nuestras propias torpezas o se cometen torpezas sobre torpezas. Quien acepte que la poesía es un destino, esos van a ser poetas. Hay algunos afortunados que nacen con un talento excepcional y en los primeros años escriben grandes poemas, mientras que hay otros que han muerto y dejan una obra extraordinaria.

Para finalizar sus reflexiones sobre la creación, Pereira evidenció las diferencias entre la poética europea y latinoamericana. “Es obvio que las realidades no son las mismas”.

El escritor explicó que en nuestro contexto las creadoras y los creadores “tienen una vida de privaciones” que para él no es más que “una pobreza escogida”. “Nadie que tome la poesía como razón de vida va a pretender siquiera sustentarse, debe tener un oficio aparte”.

Resaltó el valor multiétnico y multicultural de los pueblos latinoamericanos: “heredamos de nuestros ancestros una vinculación con la naturaleza que nos hermana con ella”.

Por otra parte, el autor criticó a aquellos que niegan la relación poesía y realidad política: “eso es para descalificar el compromiso”.

Como argumento, expuso como obras comprometidas como la de Dante Alighieri, sumó creaciones como España, aparte de mi este cáliz, del peruano César Vallejo, así como la elegía por los muertos del franquismo del chileno Pablo Neruda, en La tercera residencia. “Los grandes poetas se han conmovido, todos se conmueven”.

CONTRA LOS VERSOS

“La burocracia es enemiga de la poesía”, acusó Gustavo Pereira al pensar en los contrarios naturales de esta creación literaria. “Todas y todos hemos tenido siempre la esperanza de que ésta vaya desapareciendo progresivamente en la medida en que el Poder Popular sea más palpables y más sistemático”.

“Cada día -continuó- aparece una alcabala nueva creada por un burócrata nuevo, con el pretexto de impedir la corrupción”. “Mientras más alcabalas haya en el camino, más corrupción habrá”.

“La verdad es siempre revolucionaria, decía Ernesto “Che” Guevara”, recordó Pereira al relatar que todo ser sensible tiene derecho a expresarse. “He visto una cosa que me ha llenado de asombro. Desde que nacionalizaron la fábrica de cemento de Pertigalete, todas las chimeneas contaminan el valle de Guanta y Chorerón (estado Anzoátegui). Es una población con la tasa más alta de enfermedades respiratorias y ahora vamos a permitir que se siga envenenando al pueblo y a las hojas de los arboles. ¿Eso puede ser revolucionario?”, cuestionó el poeta. “No puedo callarme esa verdad que veo todos los días y defiendo mi derecho a decirlo”.

Pereira señaló que la ineficacia de la burocracia que proliferó en los países socialistas del pasado, es contraria a la idea de facilitarle la vida a los seres humanos. Como pasa con los certificados médicos. “Decidí no hacerlo, no es posible que hay que hacer una cola de toda la noche para tomar uno de los 50 números que se reparten en uno de los dos ambulatorios. ¿Eso no es propugnar la corrupción de los agentes de transito?”, se preguntó.

El también autor del preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela llamó a la sensatez de todas y todos. “Cuando el presidente Hugo Chavez habla de ineficacia en la entrevista con José Vicente Rangel, es un solo hombre, un solo corazón y no puede estar en todas partes como el Espíritu Santo”. “De modo que si no hacemos de esto una cuestión colectiva y empoderamos a nuestra gente, nos vamos a dejar envolver por unos burócratas que van a entorpecen la cuestiones elementales”.

-¿Cuáles son las armas con las que cuentan las venezolanas y venezolanos para enfrentar la ineficiencia burocrática?

-La contraloría social, decir las cosas y denunciar a las funcionarias y los funcionarios que entorpecen la administración pública, que lejos de solucionar obstaculizan. El presidente Chávez hablaba sobre el sectarismo y todas estas las lacras que van viciando la revoluciones, las van desnaturalizando. Volvemos a la cultura, pues son problemas culturales. Si no se entiende que los cimientos de una Revolución son los bienes culturales.

“SER JURADO NO ES OFICIO GRATO”

El escritor neoespartano Gustavo Pereira recordó que participó como evaluador de la primera edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora y calificó que esa experiencia “no es un oficio grato”.

“Hay que leer paquetes de libros”, recordó. Además señaló que cuando se escogen 10 o 15 libros buenos hay “que decidir por uno”.

Rememoró los tiempos de amistad con el colega que da nombre al galardón, cariñosamente apodado “El chino”, con quien compartió “ideales y parrandas”. “Nos unieron muchas cosas”

Cuando Pereira dirigía la revista Símbolo, fue publicado uno de los primeros poemas de Valera Mora, que luego aparecieron “en su primer libro, Canción del soldado justo”.

Sobre el contenido de Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas, con la que mereció el galardón, expresó que hay muchos amigos muertos a quienes les ha dedicado un poema.

Citó a Alfredo Maneiro, José “Pepe” Barroeta y Argenis Daza Guevara. Entre los vivos mencionó a Luis Alberto Crespo y Wiliam Osuna, “hay varios compañeros fraternos y del alma”.

NI LA PIRATERÍA, NI LA INEFICIENCIA SON REVOLUCIONARIAS

“La poesía es un servicio público”, resaltó Gustavo Pereira, ganador de la tercera edición del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora.

“Tiene que haber una cuestión de dolencia y uno debe estar donde crea que puede aportar”, comentó a propósito de su participación en el Consejo Federal de Gobierno, que posteriormente declinó. “A mi me indignan profundamente la improvisación y el desorden. Ni la piratería, ni la ineficiencia tienen que ver con la Revolución, esas no son cualidades revolucionarias”, resaltó al señalar que la improvisación es justificable solo en tiempos de guerra.

“Sí tenemos tiempo para planificar”. “Si asfaltamos una calle, por qué hay huecos después”, acotó.

Pereira también criticó a las y los burócratas que luchan por los cargos “para servirse” y no para servir.

PUEBLO PROTAGONISTA

“Esta Revolución hizo algo extraordinario, hacer visibles a los invisibles”, resaltó el poeta Gustavo Pereira sobre los logros palpables en la conciencia social.

“Quieren ser protagonistas de su propio destino”, expresó en relación con la necesidad del pueblo de expresar y dar a conocer su parecer sobre la actualidad del país.

El escritor consideró “necesario organizarse” y decir la verdad. “Hay que contribuir cada uno para que esa verdad se convierta en sustancia palpable y coherente”. “Los verdaderos revolucionarios no buscan nada, dan” acotó.

-¿Qué le puede dar al proceso el ciudadano común?

-Ellas y ellos son la Revolución. Es tener conciencia que son la Revolución y actuar como tal.

Los Salvajes

Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chirike-yeetakuú
que significa Saliva de las Estrellas.
A las lágrimas Enú-parupué
que quiere decir Guarapo de los Ojos.
Al corazón Yewán-enapué,
Semilla del Vientre.

Los waraos del Delta del Orinoco dicen Mejo-koji
el "Sol del Pecho" para nombrar el Alma.
Para decir amigo dicen Ma-jo karaisa,
"Mi otro corazón"
Y para decir olvidar, dicen: Emonikitane,
que quiere decir "Perdonar".
Los muy tontos no saben lo que dicen.

Para decir Tierra dicen Madre.
Para decir Madre dicen Ternura.
Para decir Ternura dicen Entrega.
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón las buenas personas que somos
los llamamos Salvajes.

CARTEL DE LA ALEGRÍA

La muerte debe ser vencida
La miseria echada
Que haya pájaros en cada pecho.

SOMARI

Mientras haya amos
no habrá poesía.

POR ENTRE LAS ISLAS

Suelto mi corazón como vela y navego por entre las islas
La algarabía de los pájaros marinos llena mi barco de alas
No existe territorio como éste en pleno
pecho de mi travesía que pueda
hacerme olvidar cuán cerca
de aquí estás mi silenciosa.

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